Atropello a la Justicia
Caso José Maria Bakovic
 
 

Ante la descarada mentira de luchar contra la corrupción, los valientes gobernantes optaron por verter su resentimiento y buscaron a quién hacer blanco de culpas y expiaciones. Como no pudieron hacerlo con ningún político conocido como tampoco con ninguno de los tantos pseudo empresarios que pululan por el país por aquello que podrían ser necesarios en su momento, escogieron al que podría constituirse en una futura piedra en el zapato. Con la sartén por el mango, urdieron una tramoya increíble plena de pliegos acusatorios e investigaciones engorrosas sin haber podido probar –hasta el sol de hoy- que se hubiese enriquecido o aprovechado de su cargo para lucro personal. Lo único que pesó sobre él, fue el haber estado al mando de una entidad donde la malversación es presa fácil de quien busca sacar el mayor provecho y, al ser una persona íntegra, podría haber echado por tierra cualquier intento. Qué mejor que convertirlo en chivo expiatorio para sacarlo del medio y exponerlo ante la opinión pública como ejemplo de cómo –efectivamente- se hacía una frontal lucha contra la corrupción. Es así que el Ing. José María Bakovic se convierte en un real perseguido político muy diferente a quienes como ratas salieron huyendo del país con lo robado.


A diferencia de lo que las poco iluminadas mentes creen, los casos de corrupción son de conocimiento público. Los ladrones de cuello blanco y los de ahora, no pueden esconderse en un medio tan pequeño como el boliviano no sólo por el descaro que tienen al gastar lo mal habido sino por los comentarios de propios y allegados. ¡Nada queda escondido entre cielo y tierra! –reza la antigua sentencia. ¡Los corruptos son fáciles de distinguir! Otra cosa es que, los que se supone debieran saber, miren a otro lado y se hagan los de la vista corta. Es por ello que la muerte del Ing. Bakovic enardece y llena de impotencia por el vil accionar de quienes pudieron hacer honor a la justicia y no lo hicieron. ¿Cómo es posible que habiendo reales y comprobados maleantes, que se los ha dejado escapar poco más y con mariachis,se persiga a quién nada hizo? ¿Cómo es posible que hayan pesado sobre él 72 juicios mientras quienes destruyeron el Lloyd, AeroSur, o esos comprobados contrabandistas, narcotraficantes, políticos corruptos y vendedores de armas, sigan tan orondos disfrutando del beneficio de la impunidad por una “justicia” comprada? ¡Esos son los intocables! horda que se da el lujo de comprar curules y fungir de gente decente. A estos no se los enjuicia, ni se los encarcela. No. Porque, lamentablemente, prevalece el interés, el contubernio, lo malsano. ¡Esa es la pena que da de nuestro país! La mediocridad puesta al servicio del enriquecimiento ilícito, del ladrón presto a saltar a su presa, como si los ciudadanos fuésemos tan estúpidos como para caer en la trampa de su ardid que a luces devela el circo, lo mal que anda la justicia y el enorme hueco que va dejando ese cáncer llamado corrupción. ¡No son buenas las cosas cuando el inocente paga y el culpable exime!


Una oración –entonces- elevo por las conciencias –si es que la escuchan- de quienes de una u otra forma son cómplices de la muerte de esta persona que no huyó, que se mantuvo valiente y de pie, para probar su inocencia; las lágrimas de sus dolientes pasarán la factura, y con pena les digo, el precio será muy alto. Un abrazo a la familia Bakovic, fortaleza en tan triste momento.


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POR: VIRGINIA MOYANO ESCRIBE DESDE PANAMÁ VIRGINIA_MOYANO@YAHOO.COM | 19/10/2013 | ED. IMP. OPINION